Las chatarrerías en Navarra y en el resto de provincias españolas son conscientes de las ventajas que aportan el reciclaje de metales, tanto férricos como no férricos, y las repercusiones en los subsiguientes costes de producción.

Todavía son muchos los que siguen sin identificar claramente qué son las chatarrerías, e incluso, siguen confundiendo este término con el de desguaces. Para aclarar esto podemos decir que las chatarrerías no son más que las instalaciones donde se compra, almacena, clasifica y vende la chatarra, y donde se valorizan los residuos para sus posteriores aplicaciones.

En la actualidad, la chatarra, se ha consolidado como un producto que se diferencia del resto, pues tras el reciclado de la misma sus beneficios medioambientales son bastantes significativos, reduciendo notablemente el nivel de emisiones de CO2 a la atmósfera y ayudando a frenar el despilfarro de materias primas vírgenes.

Por este motivo, las chatarrerías en Navarra y en toda España han ido adquiriendo una fuerza especial y se han puesto de moda en los últimos años. Esto se debe a que el reciclaje de chatarra aporta serios beneficios en el ámbito económico y medioambiental, pues gracias a la recuperación de estos materiales y a su posterior reciclado es posible disminuir el empleo de los recursos naturales, que como bien sabemos no son infinitos, es más, podríamos incluso señalar, que el mal uso que se hacen de ellos está dando lugar a que lleguen a escasear más pronto que tarde.

Debido a la inestabilidad política globalizada, la chatarra ha resurgido como uno de los recursos más importantes, de ahí la necesidad de regularizarla. Ya que el comercio de productos básicos a nivel mundial está claramente influido por el negocio de la compra-venta de chatarra y de su regularización depende el grado de recuperación de materiales de cada país.

Debido al gran crecimiento exponencial que se está experimentando en la zona oriental, especialmente en China, el reciclaje de metales realizado en los centros de recuperación, chatarrerías, siderurgias o fundiciones sigue en aumento, lo cual supone, ecológicamente hablando, un beneficio importante ya que se trata de un proceso vital que ayuda a reducir la producción en los procesos de la industria pesada.