El trabajo de los chatarreros en Pamplona y en el resto de España en general,  consiste, en recoger la chatarra, clasificarla y separar los diferentes materiales que la forman para venderla posteriormente.

Los chatarreros ambulantes y los propietarios de pequeñas tiendas de compraventa son una parte importante en el proceso de reciclaje, de hecho podemos decir que son imprescindibles en la gestión y tratamiento de todo tipo de materiales, en la separación de los productos recogidos y en los procesos de reciclaje que se deben emplear en cada situación.

Un aspecto importante a señalar es que la mayoría de las personas que se dedican al negocio de la recogida y tratamiento de chatarra tienen sus raíces en familias que han transmitido el oficio de padres a hijos. Aun así, el desarrollo de esta actividad ha evolucionado considerablemente y el hecho de introducir nuevas normativas sobre tratamiento de residuos ha traído consigo la supresión de muchos de estos chatarreros en Pamplona y en muchos pueblos y ciudades españolas.

La mayor parte de estos residuos que recogen estos chatarreros provienen de los residuos que se genera en obras o derrumbes. También es cierto, que los chatarreros y las chatarrerías aceptan viejos electrodomésticos y pequeños enseres que llevan sus antiguos dueños o comerciantes ambulantes. De hecho, miles de familias viven de la venta de los metales que recogen en la calle. Es más, podemos afirmar que alguna de las grandes chatarrerías situadas en los polígonos industriales asegura tener más de 500 proveedores diarios que visitan sus naves para vender los hallazgos recopilados por la calle.

Los materiales que más se recuperan frecuentemente son los metales férricos como son el acero, hierro, etc; y los no férricos como el cobre, plomo, aluminio entre otros. Conviene destacar que el hierro es el material más destacado pero no así el más valorado. De hecho, el producto estrella para los chatarreros es el cobre debido al elevado precio que por él se paga en el mercado, junto al latón, el aluminio o el acero inoxidable.

En la actualidad, el precio del cobre se ha multiplicado, llegando a pagarse más de 4 euros por kilo,  aunque en noviembre de 2007 llegó a cambiarse por casi 6 euros. Hecho que ha dado lugar a mafias que se dediquen a la sustracción de cobre.