Muchos han sido los encuentros y actos que se han venido desarrollando cuyo objetivo prioritario no ha sido otro que el de poner fin al actual modelo económico lineal, esto es, producir, usar y tirar.

La conferencia sobre economía circular, organizada por la Confederación Europea de Industrias del Reciclaje (EuRIC) el pasado 1 de marzo, ha puesto de manifiesto que la industria está preparada para asumir este gran reto, pero no confían plenamente en si el Parlamento Europeo y los gobiernos de los Estados miembros serán capaces de establecer las condiciones y las herramientas para que dentro de 15 años disfrutemos de un modelo económico sostenible.

El principal motivo para creer esto es que las empresas de reciclaje no operan en igualdad de condiciones respecto a las que actúan en el mercado de las materias primas, y es esta falta de neutralidad competitiva la que pone en peligro su viabilidad económica por la restricción actual a los materiales reciclados.

Por ello, las medidas deben ir orientadas a establecer un marco regulatorio orientado a los recursos, buscar la forma de impulsar los mercados de materias primas secundarias e ir más allá de los beneficios a corto plazo para poner como prioridad los empleos y las finanzas verdes y el ecodiseño.

Mientras no existan condiciones simétricas para competir en los mercados y se establezcan estrategias de aplicación de ese paquete de economía circular por parte de la Eurocámara, la viabilidad de las empresas dedicadas al reciclaje seguirá amenazada y llegaremos a una situación de punto de no retorno en el progreso ecológico.