En los últimos años, el panorama de la gestión de los vehículos al final de su vida útil en Teruel y en el resto de provincias españolas ha cambiado de una manera considerable. Esto se debe entre otras muchas cosas, al decreto publicado en 2002 por la Directiva Europea sobre la gestión y reciclado de vehículos.

Anteriormente a esa fecha, en España existían 3500 asentamientos de vehículos fuera de uso, muchos de ellos de dudosa legalidad y escasa preocupación medioambiental.

Gracias a esta nueva normativa, el control sobre los vehículos en los desguaces, ahora conocidos como Centros Autorizados de Tratamiento de Vehículos, son más exhaustivos y con el único objetivo que el de asegurar un tratamiento medioambiental adecuado para aquellos automóviles que, por las múltiples sustancias contaminantes utilizadas para su construcción, (como pueden ser el plomo, mercurio, cadmio, el aceite o el anticongelante), suponen un riesgo ecológico de primer orden.

El proceso que se lleva a cabo en los desguaces de Teruel y en todos los Centros Autorizados de Tratamiento de Vehículos en general, comienza con la recogida del vehículo que el cliente quiere dar de baja. Una vez el vehículo se encuentra en el desguace y los clientes entregan la documentación necesaria, se procede a dar de baja el automóvil.

Una vez dado de baja el coche es trasladado a la zona de descontaminación. Allí, se verifica el motor, para posteriormente extraer los aceites, así como el combustible y los demás líquidos contaminantes. Estos líquidos son almacenados en envases y son recogidos por la empresa contratada por el centro.

La siguiente etapa consiste en la extracción del motor, donde se separan las piezas válidas y las no válidas. Lo mismo ocurre con las ruedas, las cuales se separan de las llantas, poniendo a la venta las que están en buenas condiciones.

Posteriormente se pasa a la extracción de piezas que van a ser lavadas, almacenadas y etiquetadas. Las piezas más pequeñas se amontonan en cajas y las piezas más grandes quedan almacenadas en las estanterías del almacén según la marca, el modelo y el artículo en cuestión para su posterior comercialización.

Todo esto que acabamos de explicar y que parece sencillo, supone un proceso bastante complejo que requiere de un trabajo intenso, realizado por buenos profesionales.